Una de las características que más suele destacar en Suiza es su naturaleza, ya que nos encontramos ante uno de los grandes países naturales de Europa y es un lugar que en estos momentos es un buen destino en el que disfrutar de los mejores parajes naturales y de los hermosos valles cubiertos de un denso manto de hierba. Es increíble poder visitar Suiza en verano y ver que es un país totalmente diferente durante el invierno y durante el verano, algo que gusta mucho entre los turistas.
Extendiéndose sobre las laderas norte y sur de los Alpes, Suiza comprende una gran variedad de formas de relieve y climas en una limitada área de 41.285 km². La población total es de algo más de 7,7 millones de habitantes, resultando en una densidad de población de unos 187 h/km². La parte sur del país es montañosa y se encuentra menos densamente poblada que la parte norte, donde el terreno, en parte boscoso y en parte despejado, cuenta con la presencia de varios lagos.
El clima es por lo general templado, pero puede variar mucho de localidad a localidad, de las condiciones glaciares en la cima de las montañas a un clima casi mediterráneo en el sur del país. Los veranos suelen ser cálidos y húmedos con lluvias periódicas que ayudan al desarrollo de la agricultura en la región. Los inviernos en las montañas alternan días de sol y nieve, mientras las tierras más bajas tienden a tener días nublados y neblinosos. Un fenómeno climatológico llamado Efecto Föhn puede ocurrir en cualquier época del año, incluso en invierno, y se caracteriza por el paso del aire cálido del Mediterráneo por los Alpes desde Italia. Las zonas con menos precipitaciones son los valles del sur en el Valais, donde se cultiva el valioso azafrán y viñedos para la producción de vinos.
Fotografías: Blanca U. B.
Fuente: Wikipedia