Hace ya unos años de los ataques de cuervo al ganado ovino en
la comarca catalana de Osona. La especie implicada depreda sobre los corderos
recién nacidos cuando escasean otras fuentes de alimento.
Solemos pensar que especies como el jabalí, el ciervo, el oso
o el lobo son normalmente conflictivas y esto a nadie se le escapa. En cambio
es más difícil imaginar que otras especies más pequeñas y menos abundantes
puedan causar daños, en ocasiones suelen ser situaciones concretas y suelen
solventarse con facilidad, a veces no es así y los daños pueden ser difíciles
de evitar.
En el año 1998 se produjeron los últimos ataques al ganado, se reclamaron los cuantiosos daños y la administración liquidó cerca de un centenar de cuervos, así se acabó el problema. Hay que decir que en los círculos conservacionistas no se dio demasiado crédito a estos episodios, y esta incredulidad se mantuvo cuando volvió a surgir un caso similar hacia octubre de 2003 y especialmente en 2004 y 2005.
¿Es posible que un cuervo cause tales daños? ¿Por qué los
ataques volvían a producirse en la misma zona?
Fuente: rosavientos.es
El episodio comienza tras una serie de reclamaciones, los
perjudicados solicitaban indemnizaciones por daños a cultivos producidos por grandes bandadas de cuervos que
superaban los 200 ejemplares. Pero
los casos más conflictivos se referían a los ataques al ganado, un total de 42
ataques diferentes que afectarían a 130 cabezas.
Los cuervos aprovechaban el parto de las ovejas para atacar,
en el 90% de los casos acababan con la vida del cordero y 4 de cada 6 ovejas resultaban muertas. Esto explicaba parte de las
dudas existentes, pero todavía quedaba descubrir por qué no se sufrían los
ataques en el resto de Cataluña.
Un equipo del servicio de conservación y medio ambiente de la Generalidad de Cataluña se puso a investigar las causas y descubrió que en Osona (donde se producían los ataques) la densidad de córvidos era la más abundante de toda la región. Además se localizaron las dos únicas plantas de reciclaje de residuos orgánicos de la zona, en donde se habían detectado grupos numerosos de cuervos. El funcionamiento de estas plantas no es regular, sino que alternan picos de mucho trabajo con periodos de inactividad, lo que reduce el alimento disponible y fuerza a los cuervos a buscar otros recursos.
El ataque al ganado no es la conducta habitual en estas aves,
aunque no hay que olvidar que son activos buscadores
de carroña y que acostumbran a consumir carne de ovino y vacuno, además de
ser depredadores habituales de
pequeños y medianos animales.
En este caso, el problema se solucionó temporalmente con la
captura de 90 ejemplares y ahora se busca un equilibrio de densidades de cuervos en la zona, si los ataques se
repiten, los damnificados deben recibir un buen servicio pero creo que lo más
importante es realizar una buena gestión en la ordenación cinegética y
faunística de estas comarcas catalanas.
Información recogida del nº 246 de la revista Quercus.