18 de septiembre de 2014

Cazorla, bosque infinito


El Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas impresiona al visitante por su relieve escarpado de media montaña. Paredes rocosas de gran altura se entremezclan con profundos valles y frondosos bosques de pinos laricios. Entre sus picos destacan el de Empanadas y Cabañas con más de 2.000 metros de altitud, siendo el del Yelmo uno de los más frecuentados para la práctica del vuelo libre. 


El agua es otro de los elementos protagonistas de este espacio natural, el de mayor superficie protegida de España con sus 209.920 hectáreas. La extensa red hidrográfica existente permite no sólo disfrutar de una gran variedad de flora y fauna, sino también realizar numerosas actividades: un paseo en barca por el embalse del Tranco, senderismo junto al río Borosa o conocer los nacimientos del Guadalquivir y el Segura o el salto de agua de Chorro Gil son sólo algunas de las posibilidades. 




Este espacio natural es conocido además por su tradición cinegética. En 1960 fue declarado Coto Nacional de Caza Cazorla-Segura y hoy día son muchos los que siguen practicando esta actividad sustentada por las poblaciones de cabra montés, ciervo, gamo, muflón y jabalí, especies de las que también se pueden disfrutar, pero de una forma más relajada, en el parque de fauna silvestre del Collado del Almendral, en las inmediaciones de Coto Ríos. 
Otro atractivo del lugar son sus plantas y animales, fáciles de ver en el espacio. En lo alto de los roquedos se puede contemplar el vuelo del águila real y el buitre leonado y al adentrarse en su interior el visitante descubrirá bosques de pinos laricios, negrales o carrascos salpicados de encinas, robles y áceres. 




El Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas es algo más que naturaleza. El paso de civilizaciones tan dispares como la íbera, romana o árabe han dejado una huella en sus poblaciones que no hay que dejar de visitar. Destacan las plazas y callejones de Cazorla, municipio escoltado por la sierra de los Halcones, el castillo de la Iruela, la necrópolis ibérica de Toya en Peal de Becerro y la villa romana de Bruñel. 
La historia de este Parque también está ligada a la explotación de la madera de ahí que fuera declarada como Provincia Marítima.